La emocionada respuesta de mi mujer cuando llegamos a la isla demostró que habíamos hecho la elección correcta: una hermosa joya en el océano. La villa de la playa era encantadora, con ducha exterior y, por supuesto, acceso a nuestras propias tumbonas en la playa de arena blanca. La comida era fantástica y el servicio muy bueno. El spa es una visita obligada - es el mejor en el que hemos estado. Recomiendo este complejo a todo el mundo.